LA QUINTA DE LA BOTICA, POR J. A. VERA LUQUE
 
Del libreto de la Peña “Media Luna” Julio 05, cortesía del “Guti”

Te miro y veo tu imagen agresiva. Piensas que eres un rebelde, y eres esclavo de los peinados rectangulares, de la ropa hortera, de los coches tuneados y de la porquería de música que oyes. Antes el tatuaje era el escudo del marino, y ahora es la “carcomonía” del carajote. Te miro y se me revuelven las tripas pensando en lo que será de tus hijos, y de los hijos de tus hijos. Te miro, y miro el futuro del país, de la ciudad, del barrio. Que mal, picha.
Y miro tu creatividad apalancada en el capricho de los peces gordos de la música, y tiemblo. Porque miro mi creatividad, y la de mis compañeros de generación, y la de mis mayores, y colega, os dejamos atrás. Y miro a mi fiesta, y me tengo que sentar. Y me pregunto qué pasa aquí.

Qué pasa con la cantera. Qué pasa con los pipiolos de catorce, quince, dieciséis tacos. Quién nos retirará, quién viene por detrás…porque yo miro para abajo y no veo nada. Veo abismo. Veo desgana, idolatría despendolada, conformismo, estilos nauseabundos, cortedad neuronal a punta pala.¿Me estaré haciendo viejo?¿O los Carapapas, Tinotovares, Luisesriveros, etcétera etcétera seremos (¿puedo apuntarme?) los últimos yogurines? Que de yogurines poco, oiga. Que llevamos como diez años dando la vara. Que si el Madrid tuvo a la Quinta del Buitre, el Carnaval de Cádiz se tiene que dar con un cantazo en los dientes por tener la Quinta de la Botica. Aquella que en el año 97 copó puestos en la Final. Sí amigo, en la Final del Tangai, en la mediatizada, en la que acaba con las cintas de vídeo. “La Botica”, “Blancanieves”,”Los Aleluya”, “Los auténticos Micromachines”, “Cuarteto Local”…las formaban post-adolescentes de 18 a 23 años, que venían mordiendo de años atrás.Y que menos mal que estuvieron ahí para no anquilosar esta fiesta única, que hoy en día, sin ellos, sin nosotros, sería aburrida, monotona, lacia, puretona, ronca y aguardientosa.

¿Dónde están los macarrillas barrillosos que tienen que provocarnos temblor de piernas al oírlos en el Teatro? Y lo que es peor. ¿Dónde están los insectos de biblioteca, melómanos golfos del vinilo, estudiosos del pellejo de cabra, que a la mayoría de edad (por llegar o recien pasada) se atrevan a atrincar el Bic y el papel, y se planten con algo original en el Concurso, sin necesidad de hacerse devoto de Andy y Lucas,socio del quejío infinito, ni de ponerle los cuernos al legado de Martín, Romero, Ares, Ripoll, Bustelo….

Te miro y tiemblo, compi. La pirámide poblacional del Concurso se estrecha por abajo. Se estrecha mucho en su base. Demasiado. Todos esperan una llamada al estrellato de Juan o de Pepe o de Equis. Pero ninguno se pone las pilas. Y el problema no es de Reglamentos, ni de Patronatos. Ni de ganas, ni de desganas. El problema es de cultura y de incultura. De la cultura de King África y la incultura de Queen. De la cultura del Diario de Patricia y la incultura de Kubrick por decir alguno. De la cultura del ser famoso. Del querer ser Director de Banco, cocinero o Benedicto sin ser antes botones, ni pinche, ni monaguillo. Y lo que es peor. La cultura de la idolatría asquerosa a productos mercantilistas como el jartible del Bisbal. Ese es el problema. La cultura. O mejor dicho, la incultura.

Te miro y flipo. Qué desperdicio, picha. Qué abdominales tan bien puestos, cojones. Qué depilaíto y que disfrute para la vista de las niñatillas del tanga por fuera. Qué cresta más bien hecha, y que piercing más molón. Pero a ver si con toda tu parafernalia de Beckham de la Barriada, un día cuando te vea en el escenario del Falla, me pones los vellos de punta, me dices algo, me arrancas un ole, y borras de mi mente la imagen alcantarillera que tengo de tí.

Ojalá, quillo. Porque yo ya me estoy hartando de ser el “futuro del Carnaval”, que tengo ya veintitantos, joder.